Solo 48 horas después de que Francia celebró un aniversario más del Armisticio que firmaron los Aliados y el Imperio Alemán para terminar con las hostilidades de la Primera Guerra Mundial, como todos los miércoles 11 de noviembre hace 97 años; el grupo terrorista DAECH decidió dar uno de los golpes más duros que ha recibido Francia en su historia reciente: asesinó a 129 civiles, dejó 99 heridos graves y más de 200 heridos leves.

El viernes 13 fue elegido para inscribirse en la historia de Francia a sangre y fuego. Con la sangre de todos los ciudadanos de diferentes nacionalidades que fueron asesinados, con la explosión de los cuerpos de los terroristas que ocasionó más muertes. Sin embargo, el despertar de Francia al día siguiente de los siete atentados ha sido de una fortaleza asombrosa.

Ayer, domingo 15 de noviembre, de manera involuntaria, sin organización ni eventos de Facebook de por medio, cientos de franceses acudieron en una  especie de peregrinación a los lugares en los que se habían realizado los atentados. Uno a uno, las terrazas de los cafés, restaurantes y la sala de teatro  donde más de cien personas habían sido asesinadas, se llenaban de cartas, flores, presentes, velas, oraciones. 

Coincidencia terrible saber que el mismo camino que se recorría a pie era el mismo que los terroristas de DAECH habían planeado y transitado. Las huellas de sangre aún estaban impresas por todas partes, las servilletas deshechas con las que se trató de calmar la sangre de los heridos y cubrir los cuerpos de los fallecidos aún estaban a la vista.

Es duro. Duele, golpea observar tanto dolor en un solo lugar. Pero mientras el gobierno francés responde el ataque del viernes 13 con más bombas, el ciudadano se defiende poniéndole el pecho al miedo. La Policía sugirió no salir de las casas, pero eso no evitó que las muestras de solidaridad con las víctimas se manifiesten de todas las formas posibles. 

Hay duelo nacional sí, pero hoy lunes 16 de noviembre, Francia continúa sus actividades porque es necesario retomar la vida que DAECH quiso quitar. Hoy lunes, las universidades, las escuelas, los centros de trabajo, los supermercados vuelven a sus funciones habituales. No se trata de indiferencia, es la manera de resistir al miedo.

Comparto el mensaje que envió la Universidad Paris Diderot:

"Aún en estas circunstancias dramáticas, la Universidad, un servicio público, se debe a su misión de enseñanza e investigación y reabrirá sus puertas el lunes 16 de noviembre. Nosotros seguiremos comprometidos siempre con la libertad de pensamiento y nos opondremos a toda lógica de violencia." 

Y esto fue lo que le dijo una amiga de la universidad a otra que dudaba entre asistir o no: 

"Es normal que tengas miedo, pero todos nosotros vamos a utilizar los transportes, todos vamos a retomar nuestras vidas. Es preciso hacerlo"

Es preciso continuar, es preciso vencer al miedo.