No se trata de ningún virus ni de ninguna enfermedad. Es la violencia la que está causando que América Latina y el Caribe sea la región con las tasas más altas de muertes de niños y adolescentes del mundo. Así lo afirma Hidden in plain sight, el  estudio más reciente de Unicef y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Este estudio considerado como el más completo que se ha hecho hasta ahora muestra cómo la violencia en todas sus formas tiene un efecto no solo en los que la detentan o en los delincuentes sino sobre todo en los niños. 

Elaborado en base a 190 países, el documento revela que los países más afectados son Panamá, Venezuela, El Salvador, Trinidad y Tobago, Brasil, Guatemala y Colombia. Las estadísticas con las que ha trabajado Hidden in plain sight son del año 2012. De estos, los tres países con las tasas de homicidio entre niños y adolescentes más altas del mundo son: El Salvador, Guatemala y Venezuela.

Para darse una idea, en El Salvador, solo entre el 1 de enero y el 28 de febrero de 2016, 1380 personas fueron asesinadas, de acuerdo a cifras de la Policía Nacional Civil de ese país.

En 2012, indica Unicef, más de 25 mil víctimas de homicidios en América Latina y el Caribe tenían menos de 20 años, "lo cual representó alrededor del 25% de todas las víctimas de homicidios en el mundo".

En el informe de la CIDH "Violencia, niñez y crimen organizado" presentado el 6 de abril se da cuenta que:

 "más de una de cada siete víctimas de todos los homicidios a nivel mundial es un joven de entre 15 y 29 años de edad que vive en el continente americano".

Para nuestra relativa suerte, en este informe se subraya que de la región de América Latina solo Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica, Nicaragua, Perú y Uruguay tienen tasas nacionales por debajo de 10 homicidios cada 100.000 habitantes. Eso quiere decir que a pesar de la situación de inseguridad ciudadana y violencia constante que percibimos y vemos en los medios de comunicación, nuestro caso aún no es tan grave. 

Sin embargo, un dato que no debe pasar desapercibido es el siguiente: El 54% de los peruanos teme ser torturado en caso de ser detenido por la Policía. El caso de Brasil es más alarmante, el 80% teme ser torturado y eso hace que en solo el 33% de la población acuda a poner una denuncia en caso de ser víctimas de violencia.

Más que crear alarma, lo que ambos informes pretenden es denunciar este fenómeno  revertirlo como ocurrió en el caso de Honduras que hasta hace poco era considera la ciudad más peligrosa del mundo.