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casa de lince atacada por delincuentes. foto: peru21

Si te indignaste con la liberación de los 52 detenidos, esto es lo que tienes que saber antes de pedir cárcel para todos

Publicado: 2015-09-03

La jueza Haydée Vergara, la que liberó a los 52 delincuentes que invadieron una casa en Lince, ya ha sido destituida.  La presión mediática - incluido Augusto Thorndike con su propuesta de chapa tu juez y déjalo paralítico- hizo que hasta el Ministro del Interior se indigne, y al poco rato le dieran de baja a la jueza.

Sin embargo, antes de exaltarse, afirmar que los jueces son los responsables del aumento de la delincuencia y querer dejarlos lisiados, es preciso informarse. ¿Por qué? Porque la mitad de las personas que están en la cárcel no tienen condena, es decir, pueden ser inocentes y están forzados a convivir con verdaderos delincuentes.

"Guía Rápida para periodistas indignados"

El abogado Gabriel Chávez ha hecho una muy útil infografía: "10 cosas que siempre quisiste saber sobre la prisión preventiva y el proceso común", acerca de cuándo es que se debe pedir prisión preventiva para alguien. Ojo no se trata de 'por si acaso hay que encarcelarlo', sino de una medida casi extrema.


1. Solo se debe pedir la prisión preventiva cuando...

No siempre un juez se equivoca cuando libera a un acusado. Ya dijimos que la prisión preventiva es un último recurso y debe aplicarse si y solo sí existe riesgo de fuga, de que la persona en cuestión atente contra las víctimas o destruya las evidencias.

Básicamente, cuando "el imputado tiene más que perder fugándose que enfrentando el proceso". Es decir, si tiene hijos, un empleo fijo, domicilio conocido, va a resultar bien difícil que se escape. Por supuesto, en el caso de la jueza Vergara sí existía un enorme riesgo de que los delincuentes se fuguen. De hecho ahorita deben estar bien lejos.

2. A pesar de que las pruebas sean contundentes, encarcelar a alguien no siempre es la mejor opción

Lo que para nosotros, periodistas o no, puede parecer una prueba clarísima de la culpabilidad de alguien, no siempre lo es. La prisión preventiva puede durar hasta 9 meses y si el caso es muy difícil, 18 meses, por eso el juez debe revisar una y otra vez que las pruebas justifiquen la culpabilidad de alguien.

Sabemos de la carga procesal del Poder Judicial, de la lentitud y de la poca confianza que generan, pero estas son las reglas que deben cumplirse para no tener inocentes en cárceles como San Juan de Lurigancho esperando condenas por años.

"Queremos condenar a culpables, no al primero que pasa"

Ahora, como explica Gabriel Chávez, si todo es evidente y las pruebas son categóricas como en el caso de los 52 delincuentes liberados por la jueza Vergara: Había un video del momento exacto en el que entraban a saquear la casa, las huellas de las soldaduras que hicieron por dentro para atrincherarse. Existen otras salidas más rápidas para terminar el proceso y que deben ser gestionadas por el Fiscal.

3. Si aún así crees que la prisión preventiva es la mejor opción

foto: generacción


El penal de San Pedro o San Juan de Lurigancho está considerado como uno de los más peligrosos del mundo. Los niveles de hacinamiento carcelario son espeluznantes: Existe una sobrepoblación de 124%. Hay más de 40 mil presos que no tienen cupo porque se ha creído que la solución es meter gente a la cárcel. El resultado, sumado a la corrupción policial, ha sido que sea desde las propias cárceles que se organicen robos, extorsiones, secuestros, asesinatos. De hecho, el ataque al porsche de Gerald Oropeza y el asesinato de Patrick Zapata fueron ordenados desde la cárcel.

"Más del 50% de presos en Perú aún no ha sido condenado por ningún delito. Muchos de ellos serán inocentes, otros simples primerizos. Pero cuando salgan de prisión, se habrán graduado de delincuentes, a la fuerza, para sobrevivir adentro - luego de haber perdido su empleo, vínculos familiares y dónde vivir. Y sus hijos heredarán el estigma de la cárcel, empujándolos también a delinquir."

Escrito por

Dánae Rivadeneyra

Periodista clásica. Leo, investigo, escribo y, como no puede ser de otra manera, me involucro. Ahora en París, ayer en Lima.


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