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Colombia, Venezuela y Guatemala también pusieron en marcha el "Chapa tu choro" y el resultado fue desastroso

Publicado: 2015-09-10

Ahora que con más frecuencia aparecen imágenes de rateros linchados y amarrados a un poste, y que se empieza a creer que tal vez la única manera de frenar la delincuencia es a través de la violencia y el escarmiento; es bueno recordar que en otros países se creyó que los ciudadanos organizados y armados podían hacer la diferencia.

¿Qué pasó entonces? Las cifras de asesinatos, secuestros y otros crímenes se incrementaron exponencialmente

Venezuela. La Guardia Territorial y las milicias bolivarianas

cualquiera podía ser miembro de la guardia territorial


Las estadísticas de Venezuela son escabrosas. Terminó el 2014 siendo el país con mayor cantidad de homicidios en el mundo.

En 1999, cuando Hugo Chávez entró al poder,  la cifras de Venezuela mostraban que había 19 homicidios por cada 100 mil personas. En 2013, según el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), había 79 muertos por cada 100 mil habitantes.

En el año 2004, Chávez creó la figura de la Guardia Territorial como una especie de anexo al sistema militar. Esta guardia estaba "constituida por los ciudadanos (as) que voluntariamente se organicen para cumplir funciones de resistencia local, ante cualquier invasión interna o de fuerza extranjera." Chávez veía dos peligros: Estados Unidos, la delincuencia y los militares.

Bajo este sistema se otorgó armas a los ciudadanos para que se defiendan de cualquier amenaza. El resultado, como señala un informe de la BBC, fue que: 

"Según cifras oficiales, ocho de cada diez homicidios -que generalmente se producen por robo- se cometen con armas de fuego. Amnistía Internacional calcula que existen 6 millones en el país de 29 millones de habitantes, aunque otras fuentes, incluyendo las oficiales, estiman que son muchas más."

mónica spear, actriz  asesinada por la delincuencia venezolana. Foto: telemundo


Por supuesto que se han implementado planes de desarme para que la gente que alguna vez recibió armas, las devuelva. Como supondrán, estos planes no han sido exitosos. A juzgar por la tasa de asesinatos, Venezuela bien podría ser un país en guerra civil.

En Colombia y Guatemala la historia fue igual de desastrosa

Cada país ha tenido un demonio contra el que enfrentarse. En Venezuela, eran la delincuencia y, según Chávez, la posible intromisión de Estados Unidos o de militares que quisiera sublevarse nuevamente. En Colombia y Guatemala, los problemas - además de la delincuencia - eran los grupo paramilitares y las guerrillas.

al mismo estilo de chapa tu choro


Las Cooperativas de Seguridad Rural (Convivir) en Colombia, tuvieron inesperadas consecuencias negativas. Se crearon en 1994 con la finalidad de lograr la paz y la seguridad en el campo, para ello se le dotó de armas y presupuesto. Sin embargo, al final, las Convivir y los grupos paramilitares se convirtieron en una sola cosa. El Espectador lo reseña así:

Paramilitares reinsertados como Salvatore Mancuso describieron cómo fundaron cooperativas de seguridad rural que les dieron cobertura legal y cómo miembros de las Convivir, incapaces de asumir las restricciones que les impuso la Corte Constitucional en 1997, se convirtieron en grupos paramilitares. 


Por su lado, las Patrullas de Autodefensas guatemaltecas no sólo emplearon técnicas agresivas para el reclutamiento forzoso de civiles, sino que, "en la lucha antisubversiva, perpetuaron torturas, ejecuciones extrajudiciales y masacres contra la población campesina e indígena."

Entonces, en tres países con realidades muy muy similares a la peruana, ya se intentó que la ciudadanía tome el control y se defienda como un aliado de la policía y los militares. El resultado fue un fracaso total que aumentó los niveles de violencia en esos tres países y que terminó convirtiendo a los ciudadanos en aliados de los delincuentes, de los paramilitares o víctimas de asesinato. De seguir el mismo camino, el futuro del Perú será historia conocida.



Escrito por

Dánae Rivadeneyra

Periodista clásica. Leo, investigo, escribo y, como no puede ser de otra manera, me involucro. Ahora en París, ayer en Lima.


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