Hace dos días, en los diarios peruanos empezó a circular la noticia del asesinato de Diana Sacayán, una líder activista transexual en Argentina. Aunque aquí su nombre no sea muy conocido, la importancia de la figura de  Sacayán en la lucha por el reconocimiento de los derechos LGTBI de América Latina es grande.

Su muerte es una amenaza

Como yo han reportado varios medios e informado la autopsia, el cuerpo de la activista  fue encontrado en su departamento de Buenos Aires. Había sido golpeada y acuchillada. Qué es lo más espeluznante, que se trata del tercer asesinato de una transexual en 30 días en Argentina. Es decir, un asesinato cada diez días.

Ella fue una de las cuatro  transexuales en recibir su DNI de manos de Cristina Fernández de Kirchner tras la aprobación de la ley de identidad de género en el año 2012.

Diana Sacayán también fue una de las principales promotoras de la reciente ley argentina de cupo laboral para transexuales y travestis. De acuerdo a esta ley, desde setiembre se estableció que al menos el 1% de los funcionarios de Buenos Aires debe pertenecer a este colectivo. De esta manera se busca garantizar un puesto de trabajo y dar estabilidad económica a la comunidad LGTBI.

La propia Sacayán, de origen muy pobre, tuvo que dedicarse a la prostitución cuando joven porque en ningún otro lugar querían darle trabajo a un gay.

La esperanza de vida de los transexuales

Este es uno de los datos más crudos que han sido recordados a raíz del asesinato de Diana Sacayán. En Argentina, el promedio de vida de los transexuales es de 35 años, según datos del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi). Y recordemos que Argentina es uno de los países pioneros en el reconocimiento de derechos a la comunidad LGTB.

Lastimosamente, en el Perú no se disponen de cifras actualizadas para saber cuál es la esperanza de vida de los transexuales, o al menos hacer una evaluación de su situación.

"Cuando me vaya" fue el poema que escribió tal vez sabiendo que su vida en tanto que transexual y activista por los derechos de esa 'minoría' de millones de millones de personas, podía escapársele en cualquier momento.

"Cuando yo me vaya no quiero farsantes en mi despedida;/quiero a mis travas queridas, a mi barrio lumpen, a mis hermanos de la calle, de la vida y de la lucha.../Cuando yo me vaya sé que en algunas cuantas conciencias habré dejado la humilde enseñanza de la resistencia trava, sudaca, originaria".