Hoy 2 de noviembre, la UNESCO realiza el Día Internacional para poner fin a los crímenes en contra los periodistas de todo el mundo que han sido asesinados por cumplir su labor. Las cifras son de espanto, se calcula que en total son más de 700 periodistas los que han muerto cubriendo guerras, temas relacionados al narcotráfico, poder político y la delincuencia. 

Tal vez lo más horrible sea que en el 90% de los casos, los autores de  los crímenes no son castigados con lo que el sentimiento de impunidad y de falta de justicia aumenta. 

No a la Impunidad desde el 2013

El 2 de noviembre de 2013 los periodistas franceses de Radio France International  (RFI), Ghislaine Dupont et de Claude Verlon fueron asesinados cuando cumplían con su labor como enviados especiales en Kidal, Malí. Antes este hecho tan lamentable, en la Asamblea de la UNESCO se decidió hacer oficial esa fecha para oponerse a los crímenes en contra de los periodistas que ya se habían vuelto una tendencia.

 Más que un día conmemorativo, el objetivo principal de esta fecha era que los Estados Miembros tomen o implementen medidas para proteger a los periodistas de sus países y para luchar en contra de la cultura de la impunidad. 

Sin embargo, los esfuerzos no han sido suficientes. De acuerdo al Reporte de Seguridad de los periodistas y Riesgo de la Impunidad de 2014, menos del 6% de 593 casos de asesinatos a periodistas desde el 2006 al 2013 han sido resueltos. O sea el 94% de casos sin resolver. 

Estas cifras no incluyen casos de tortura

Solo en el 2014, se tuvo conocimiento del asesinato de 87 periodistas, comunicadores sociales y productores de televisión todos vinculados a temas de interés públicos. No es todo, el 2012 fue el año con más casos de periodistas asesinados: 123 en total.

A pesar de lo alarmante de esta cifra, ella solo evidencia los casos en los que los periodistas han sido asesinado, sin embargo no se incluye a los periodistas que diariamente sufren lo que se denomina "ataques no fatales" incluyendo tortura, desaparición forzada, detención arbitraria, intimidación y acoso tanto en situaciones normales como en las de conflicto. 

Todo esto sin contar lo que sucede con las periodistas mujeres quienes enfrentan riesgos particulares básicamente por ser mujeres y que incluyen ataques y violaciones sexuales.

Lo peor de estos crímenes y ataques es que como hemos visto muchos quedan sin castigo y con ello también se envía un mensaje muy negativo: destapar la verdad o tener la libertad para expresar opiniones incómodas no es recomendable. Si ni los periodistas están a salvo, mucho menos lo estarán las personas que no tienen acceso a medios de comunicación.

¿En el Perú también pasa? Por supuesto que sí

En el 2004, el periodista Alberto Rivera de Pucallpa fue asesinado, los móviles del crimen no se establecieron del todo. En un primer momento se dijo que fue un crimen pasional, pero después se supo que ciertos periodistas contrarios a Rivera habían estado involucrados en el asesinato. 

Probablemente, el caso más reciente de amedrentamiento sea el de la periodista Dayana Cieza de Panorama quien denunció varios casos de corrupción al interior de los penales de Lima. Después de sus reportajes, ella recibió varias amenazas e incluso fue seguida por unos tipos en motocicleta. 

Por supuesto que no es la única, el periodista Paul Garay de Pucallpa ha sido amenazado en más de una oportunidad, pero lamentablemente al no encontrarse culpables y al no existir mecanismos de protección hacia los periodistas, estos terminan habituándose a este tipo de ataques. 

Más allá de si estamos de acuerdo o no con las opiniones de determinado periodista, cualquier atentado en contra de él es condenable. Podemos pensar en Voltaire y recordar una de sus célebres frases: "No estoy de acuerdo con lo que dice, pero daría mi vida por que no pierda su derecho a expresarlo"