Resulta curioso pero pareciera que cada ciudadano considera que la situación política de su país es peor y más escandalosa que la de los demás. Cuando llevaba un mes en París - mientras paseábamos a nuestros perros - conocí a un chico que me preguntó por la situación política de Perú, por Humala. Le respondí que para muchos había sido una traición a la izquierda y a las promesas con las que ganó las elecciones. Entonces, es igual que Hollande, me respondió. 

Ayer 9 de marzo se realizó una de las manifestaciones más grandes de los últimos tiempos en Francia. Una huelga nacional con manifestaciones y paralizaciones de medios de transporte no solo en París sino en todas sus regiones. ¿El motivo? La ley del trabajo que François Hollande, del partido socialista y en teoría de izquierda, ha presentado al Congreso y que está esperando ser aprobada. 

Este proyecto de ley del trabajo es lo más parecido a la Ley Pulpín que tuvimos hace dos años. 

HORARIOS Y DESPIDOS

La ley en Francia permite una jornada laboral de 35 horas a la semana. Sin embargo, con esta propuesta de ley el aumento de estas horas de trabajo se podrá hacer en caso de reestructuración, apertura de nuevos mercados o causas excepcionales. Definir qué es excepcional es decisión del empleador. 

En cuanto a los despidos, podrán producirse por descenso de pedidos, deterioro de cifra de negocios, cambios tecnológicos o reorganizaciones. Es decir, si el empleador considera que las cosas no van bien en el negocio, tiene la potestad de despedir a cierta cantidad de trabajadores sin mayor problema. La pregunta llega sola, ¿qué está primero?, ¿los derechos del trabajador históricamente ganados o las leyes del mercado? 

El tema del pago de las horas extra también se ve afectado. De aprobarse esta reforma, podrán pagarse por debajo del acuerdo sectorial si la empresa y el comité sindical lo aceptan. También podrán pactarse descuentos salariales.

Una decisión que ni la derecha se había atrevido a tomar

Lo que más llama la atención es que esta medida haya sido tomada por un Gobierno socialista, medida que ni el conservador Nicolas Sarkozy se atrevió a poner en marcha en su gobierno. La reforma solo ha sido saludada por la derecha y por la patronal francesa Medef , que considera que “va en el buen camino”. 

Lo más probable es que esta reforma no pase de la manera en la que está redactada sino que tenga que hacerse varias modificaciones hasta que sea aceptada. Para este 31 de marzo se tiene prevista otra huelga general.