Los 'liquidadores de Chernóbil': Así se llamó a los encargados de contener el desastre nuclear de la URSS
El Ejército Rojo envió unos 600 mil liquidadores para limpiar y controlar los daños producidos en el sitio. Hoy, solo 200 mil de esos hombres han sobrevivido. Ninguno de estos hombres pudo elegir su destino. Era morir por la radiación de Chernóbil o morir por desobedecer al Ejército.
El 26 de abril de 1986 a las 1:23 am., el reactor nuclear de la unidad 4 de la central de Chernóbil explotó. Miles de millones de partículas radiactivas volaron por los aires contaminando todo lo que tocaban antes de caer e impregnarse en las paredes, en las platas, en las fosas nasales, en la saliva de los hombres que allí se encontraban. El nivel de radiación en esa zona era 2 mil veces mayor a los niveles que se encuentran en la naturaleza.
El desastre nuclear en la entonces Unión Soviética ha originado gran cantidad de películas de terror sobre zombies, plantas y criaturas que surgieron producto de las mutaciones provocadas por la explosión en Chernóbil.
Sin embargo, una de las peores tareas les tocó cumplir a unos hombres que la URSS llamó como 'liquidadores'. Hombres sin experiencia ni conocimiento fueron enviados a Chernóbil sin información de lo que la radiación podía hacer con el cuerpo humano y todo lo viviente, solo con la promesa de un sueldo superior al promedio. De los 600 mil hombres que fueron enviados, solo 200 mil lograron sobrevivir. La premio Nobel Svetlana Alexievich recoge en "Voces de Chernóbil" el testimonio de los sobrevivientes de este desastre nuclear y la relación del pueblo ruso con la planta.
Hoy, RFI recoge el testimonio de Oleg Veklenko que en 1986 era un joven de 35 años, reservista del Ejército Rojo, y que fue enviado a la zona de desastre como fotógrafo. Por supuesto, ser liquidador en Chernóbil no era una elección sino una obligación.
“Desde el primer día me encontré con soldados que regresaban de la planta. Habían pasado varias horas allí. Sus caras se veían agotadas y la sangre les salía de los orificios nasales (...) Fue entonces cuando comprendí lo que provocaba la radiación".
De Bellas Artes a Chernóbil
En la URSS de 1986, todos los ciudadanos estaban a responder al llamado del Ejército si este lo solicitaba. Ese fue el caso de Oleg quien hasta entonces era profesor en Bellas Artes. Cuando lo llamaron le pidieron que también se dedique al arte y que capture el trabajo realizado por los liquidadores
"Tenía que inmortalizar el trabajo realizado por los hombres en mi división. Todas las noches le entregaba las películas a mi jefe, que exponía algunas fotos en los tablones de anuncios para mostrar cómo los soldados eran valientes y abnegados"
Los liquidadores tenían que limpiar las paredes para remover las partículas de minerales esparcidas por todas partes, el problema era que lo hacían con agua que también estaba contaminada.
Lastimosamente, Oleg como muchos de los liquidadores que fueron enviados a Chernobil contrajeron enfermedades incurables. Ahora, él padece de un cáncer producto de la radiación la que se expuso. Dentro de todo, él ha tenido más suerte que el 60% de los hombres que estuvo a cargo de la descontaminación del sitio.
Las secuelas del desastre
No solo los liquidadores padecieron las consecuencias de la radiación. Niños, animales y plantas se vieron afectados para siempre.
Esta impactante foto retrata el desastre en todo sentido que significó la explosión de Chernóbil. Este niño fue descubierto en 1988 por el fotógrafo Igor Kostin en una escuela especial para niños abandonados en Bielorrusia. Después de la publicación de esta foto, el niño fue adoptado por una familia británica y actualmente lleva una vida relativamente normal.
Los lugares cercanos a Chernobil continúan deshabitados, donde hubo ciudades hoy solo hay campos verdes cuya tierra no es apta ni para cultivar ni para vivir. El desastre fue irremediable. Hoy el gobierno de Ucrania rinde homenaje a todos los fallecidos por esta catástrofe
Escrito por
Periodista clásica. Leo, investigo, escribo y, como no puede ser de otra manera, me involucro. Ahora en París, ayer en Lima.