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foto: Aheda Zanetti

Burkini: La libertad de las mujeres musulmanas a usarlo está volviendo locos a los laicos

Gracias a esta prenda, las mujeres musulmanas tienen acceso a deportes y actividades que antes le eran imposibles. Para las autoridades francesas, el burkini es un peligro y ya se ha prohibido en doce ciudades. 

Publicado: 2016-08-24

El 13 de agosto, el mismo día en que centenares de miles de personas se manifestaron en el mundo contra la violencia hacia las mujeres, el Tribunal Administrativo de Niza, en Francia, validó la prohibición de la Municipalidad de Cannes de utilizar el burkini en las playas de su jurisdicción. Tomando como ejemplo a Cannes, otras doce ciudades francesas han prohibido también la utilización del burkini en el Mediterráneo. 

Los que se oponen a esta prenda temen que al "ostentar" prendas de un "evidente carácter religioso" se produzcan agresiones o desórdenes en la vía pública que pondrían en peligro la seguridad de la ciudad. Otro de sus argumentos es que es el burkini va en contra del principio de laicidad del Estado francés. 

Una laicidad que se impone

Cuando los detractores del burkini hablan de laicidad hacen también referencia al principio de libertad como lo opuesto al Islam. Sin embargo, de qué libertad se habla si se trata de una impuesta. Lo que para la cultura occidental es sinónimo de opresión, para las mujeres musulmanas es sinónimo de su libertad de escoger cómo vestirse. Antes del burkini, ellas no ingresaban al mar ni practicaban deportes acuáticos. Aheda Zanetti, la creadora de esta prenda lo describe así:

En 2004, mi sobrina quería jugar netball pero era una lucha conseguir que ella fuera aceptada en el equipo - ella usaba el hijab. Mi hermana tuvo que pelear para que su hija jugara, tuvo que discutir con todo el mundo y preguntarles: Por qué se le prohíbe a esta niña jugar a causa de su vestimenta?
Cuando finalmente la aceptaron, toda la familia fue a verla jugar para apoyarla, pero ella estaba usando un uniforme completamente inapropiado para ser un uniforme deportivo: una cafarena, un pantalón de buzo ancho y su hijab. Era imposible que ella pudiese jugar cualquier deporte tal como estaba vestida. Parecía un tomate, estaba roja y se moría de calor. 

Inspirándose en su sobrina, Aheda creó el burkini, una prenda de un material ligero y fresco que les permite participar en los deportes y también ir al mar. Desde entonces, más y más mujeres realizan actividades a las que antes no tenían acceso. Sin embargo, para el Primer ministro francés Manuel Valls

"el burkini no es una moda. Es la traducción de un proyecto político, anti-sociedad, basado en el servilismo de la mujer"

Para Aheda, en cambio, se trata de la libertad de elegir en quién creer y cómo vestirse:

El burkini le ha dado libertad a las mujeres, y ellos quieren quitarles esa libertad. Entonces, ¿quiénes son mejores?, ¿los talibanes o los políticos franceses? Ambos son igual de malos. 

Los argumentos del juez que validó la prohibición del burkini se basan en que este atuendo afecta a las personas que tienen una convicción religiosa diferente o simplemente no la tienen. Pero, ¿no se cae en un exceso al darle la potestad a un tribunal de decidir si una vestimenta corresponde o no con una expresión apropiada de una convicción religiosa? Un juez no debería tener potestad para decidir qué es religiosamente correcto o no. 

Rechazo contra musulmanes después del atentado en Niza

Una de las justificaciones para prohibir el uso del burkini, tiene que ver con el atentado del 14 de julio en Niza. La decisión de las municipalidades ha encontrado respaldo en la población que aún se siente herida por la cantidad de muertos en el mismo día de la fiesta nacional de Francia. 

Hace unos días, una mujer musulmana fue obligada a quitarse parte de sus prendas para "evitar desórdenes públicos". Aquí la serie de imágenes:

Vantagenews.com

Vantagenews.com

Vantagenews.com

Lo sucedido con el burkini no es más que el síntoma de una sociedad tan preocupada por la cuestión Islámica que ha adoptado reglamentos específicos en contra de la comunidad musulmana. Hoy es el burkini, mañana tal vez sea la prohibición del velo en las universidades del país o la eliminación de un menú alternativo en los comedores escolares o universitarios. Son estas tensiones las que en realidad generan más peligros en el mismo seno de la sociedad francesa. 


Escrito por

Dánae Rivadeneyra

Periodista clásica. Leo, investigo, escribo y, como no puede ser de otra manera, me involucro. Ahora en París, ayer en Lima.


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