Hace 61 años conseguimos el derecho al voto femenino, pero esto es lo que aún queda pendiente
Perú fue el penúltimo país en otorgar el derecho de voto a la mujer. Hoy luchamos para que la cultura de la violación no se apodere de la sociedad peruana.
Fue un 7 de setiembre de 1955, un miércoles como hoy, que el Presidente Manuel Odría promulgó la ley que otorgaba el derecho a las mujeres de elegir a sus representantes y a postular también a cargos públicos. Fuimos el penúltimo país de la región, Paraguay nos salvó, en adoptar esta medida.
Un poco de historia sobre las primeras representantes en el Parlamento
En Estados Unidos, el primer estado en aceptar el derecho a voto femenino fue Wyoming pero solo para las capas medias y cultivadas. Recién en 1907, en el Congreso de Stuttgart se asumió como lucha principal, el derecho a voto para todas las mujeres sin restricciones.
En el Perú, los movimientos feministas empezaron hacia 1910 pero hubo que esperar casi medio siglo para que el Estado le reconociera a las mujeres la categoría de ciudadanas. Hasta entonces, solo eran considerados como tales los hombres que tuvieran mayoría de edad (21 años), casados mayores de 18 años y los emancipados.
Con el cambio de ley, las mujeres pudieron participar de las elecciones de 1956 y representaron al 34% del electorado nacional con 499 mil 256 votos. Ese mismo año también fueron elegidas las primeras representantes en el Parlamento: las pradistas Irene Silva, Lola Blanco, Carlota Ramos, Juana Ubillús, Manuela Billinghurst, la aprista María Gotuzzo y la acciopopulista Matilde Pérez Palacio.
Hoy luchamos para que no nos sigan matando
Hace unos días, gracias al plantón Ni Una Menos y a la acción sostenida de varias mujeres se logró que la pastilla del día siguiente se vuelve a distribuir de manera gratuita en las postas, centros médicos y hospitales del país. Si es una política pública efectiva o no, no es la discusión. Lo importante era darles a las mujeres las herramientas para decidir qué hacer para evitar un embarazo no deseado y disminuir la tasa de abortos clandestinos.
Lograr la redistribución del AOE ha sido un paso en el largo camino que nos queda por conseguir ser reconocidas plenamente como ciudadanas y seres humanos con derechos igual que los hombres.
Hoy, la gran lucha en el Perú es para que no existan más adolescentes violadas ni asesinadas de la manera más brutal como sucedió en Ayacucho hace unos días. Hoy la lucha es para que la violación y el asesinato no nos configure como mujeres peruanas. Angélica Motta en Otra Mirada lo explica bien:
Nuestra sexualidad está marcada por la violación no solamente si somos víctimas de una. Es un dispositivo que nos configura. Una de las primeras cosas que aprendemos sobre sexualidad es que podemos ser violadas: pedagogía sexual fundante. Es un riesgo que las mujeres tenemos que aprender a administrar, desde la ropa que llevamos, los horarios en que transitamos por el espacio público, nuestras formas de entretenimiento, hasta gestos y movimientos corporales en lo público y privado. Este riesgo constituye los límites de la “mujer decente”. Tanto nos lo advierten que si nos llega a pasar será nuestra culpa, obvio.
Hoy la lucha es para que no nos sigan violando, para que no nos sigan matando. Hoy la lucha es por nuestro derecho a decidir porque esa es la causa por la que nos matan, por decir que no, por decir que sí, por querer ser libres.
Escrito por
Periodista clásica. Leo, investigo, escribo y, como no puede ser de otra manera, me involucro. Ahora en París, ayer en Lima.