Ha pasado casi un año de la marcha histórica que reunió a miles de mujeres y hombres contra el feminicidio, el acoso callejero, la desigualdad laboral y social y el machismo que aún existe en nuestro país y en todo este tiempo, muy pocas cosas han cambiado. 

Para comenzar las frecuentes agresiones y asesinatos contra las mujeres han vuelto a la sección policial de los medios y se han alejado de la sección política, donde los cambios realmente importantes deben darse.

Por ejemplo, hace solo unos días el Congreso, de mayoría fujimorista, eliminó toda mención del “enfoque de género” de las funciones del Ministerio del Interior, siendo el segundo país con más feminicidios esto es realmente grave.

Mientras, que una gran parte de los medios y de personajes políticos se ahogan discutiendo sobre la importancia de concursar en un evento de bebidas en Chile, los problemas que amenazan a la mujer peruana han vuelto a ser invisibilizados.

En la activa página de Ni una menos Perú, se comparten regularmente el caso de decenas de mujeres que son atacadas, asesinadas y desaparecidas en todo el país. Y estamos hablando de los casos que llegaron a hacerse públicos, porque las cifras y las historias ocultas siempre son más trágicas.

Uno de los últimos casos es el de Fabiana Mamani en Arequipa que fue atacada mientras dormía por su esposo Rolando Saavedra, quien utilizó un taladro para perforarle los ojos porque creía que su esposa le era infiel.

“Tras cometer el sangriento ataque, el chatarrero huyó del lugar llevándose 3 mil soles del ahorro de su pareja y escapó con dirección desconocida, pero la policía de Arequipa ya se encuentra buscándolo”, relata el diario El Trome.

Unos días antes, también en Arequipa, Gloria Curipaco de solo 24 años murió luego de dos días de agonía, tras haber sido violada y golpeada. ¿Qué puede hacer alguien para merecer esto? Negarse a tener relaciones sexuales con un desconocido.

“La Policía cree que el sujeto, cuya identidad se desconoce, habría intentado tener una relación con la joven y, al ser rechazado, decidió violarla y golpearla. Le fracturó el cráneo y luego le apretó el cuello, con la intención de asfixiarla. La mujer no resistió las lesiones y murió dos días después”.

Pero los dramáticos casos no cesan, como el de Ghelly Zea que fue quemada por su pareja y tiene el 90% de su cuerpo destrozado. O el de Solsiret Rodriguez que lleva nueve meses desaparecida y el Ministerio Público no acelera las investigaciones para averiguar su paradero.

Y estos son solo algunos de los pocos casos que aparecieron en las últimas semanas. A diferencia de otros problemas mediáticos, a las mujeres se las mata, golpea y humilla todos los día y el silencio que mantienen nuestras autoridades  los convierten también en responsables. ¿Hasta cuándo?