Desde que Jorge Bergoglio accedió al puesto más alto de la Iglesia Católica se le ha considerado uno de los Papas más progresistas de los últimos tiempos, no solo por su rol importante en la solución de algunos conflictos políticos sino por su política de apertura en temas en las que normalmente la Iglesia no se pronunciaba. 

Sin embargo, este progresismo que es a todas luces una versión muy propia del sector católico tiene serios límites con los derechos de un mundo que pide cada vez mayores igualdades y mejores mecanismos de justicia que la Iglesia Católica aún no comparte. Es justamente en ese espejo de sus limitaciones en los que se debe ver el rostro del Papa Francisco.

Los avances impulsados por Francisco Primero

El primer mensaje que se distinguía claramente con sus predecesores era el que lanzó hacia las personas homosexuales, pidiéndole a los diversos sectores de la Iglesia que fueron más tolerantes con ellos y que, incluso, les permitiesen confesar.

"La persona no se define tan sólo por su tendencia sexual: no olvidemos que somos todos criaturas amadas por Dios, destinatarias de su infinito amor. Yo prefiero que las personas homosexuales vengan a confesarse, que permanezcan cerca del Señor, que podamos rezar juntos”.

Otro de los temas trascendentales, que incluso fue criticado fuertemente por miembros de la propia Iglesia, es el trato que le da esta comunidad a las personas que se divorcian. Sin embargo, Francisco también pidió a su Iglesia ser indulgentes con ellas.

"Abrazadlas y sed misericordiosas, aunque no podáis absolverles. Dadles de todos modos una bendición".

Y, desde luego, el gran avance a nivel internacional del discurso de la Iglesia Católica fue la publicación del Laudato si, una encíclica que se apoya en argumentos científicos para pedir a la comunidad internacional el desarrollo de una sociedad que respete y proteja el medio ambiente. Cuando Donald Trump visitó hace poco al Papa, este le regaló un ejemplar de su libro. Pero fue justamente en esa visita que se evidenciaron una vez más los límites del discurso de Francisco.

La mujer, los roles de la mujer y los derechos sexuales

En aquel encuentro entre el presidente de Estados Unidos y el Sumo Pontífice, este último se dirigió a la Primera Dama estadounidense y le preguntó que le daba de comer a su esposo. En aquella pregunta se esconde el rol que el líder de la Iglesia Católica aún percibe de las mujeres.

“Reconocemos como muy legítimo, e incluso deseable, que las mujeres quieran estudiar, trabajar, desarrollar sus capacidades y tener objetivos personales. Pero no podemos ignorar la necesidad que tienen los niños de la presencia materna”, escribió en un libro en el que también muestra su postura sobre las mujeres.

Por otro lado, no olvidemos que el Papa Francisco es uno de los principales portavoces de lo que él y un enorme sector católico llaman “la ideología de género” y lo ha condenado en múltiples oportunidades.

“Hoy a los niños –¡a los niños!–, en la escuela se les enseña esto: que el sexo cada uno lo puede elegir. ¿Y por qué enseñan esto? Porque los libros son de las personas e instituciones que te dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Esto es terrible”

Otro tema importante en el que el Papa Francisco muestra que la ideología católica no está lista aún para el progresismo es en la negación del derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y a aceptar el aborto como una decisión personal sobre la sexualidad.

Y tampoco hablemos de las decenas de denuncias de pederastía que han ido apareciendo en los últimos meses y que no han recibido un verdadero apoyo por parte de la Iglesia. Es más, algunos periodistas que siguieron el tema aseguran que Benedicto XVI hizo más en comparación de Francisco, quien es considerado el Papa progresita.