Primicias para Toledo y Alan: Ni militarizar las calles ni linchar delincuentes ha funcionado en Sudamérica
Alejandro Toledo y Alan García, ambos ya con espíritu de campaña presidencial, han dicho lo que los ciudadanos querían oír: ellos también están de acuerdo con sacar a los militares a las calles para combatir la inseguridad ciudadana. Se esforzaron en decir que sería como apoyo a la Policía, como en el VRAEM, olvidando que allí se enfrentan a terroristas y que rige un estado especial imposible de aplicar a las ciudades.
Es muy probable que Alan y Toledo estén tan preocupados pensando en su campaña que no le hayan dado una mirada a lo que pasa en Sudamérica respecto a la inseguridad ciudadana. Jugar a asustar también funciona sobre todo cuando se quiere encarnar la figura de un salvador.
Primicia 1. No somos el único país con niveles de inseguridad tan elevados
En los últimos posts, hemos mostrado cifras y casos que dan cuenta que en otros países de Sudamérica la situación es tan o más complicada que en Perú respecto a la delincuencia.
Colombia, Brasil o Venezuela son de los ejemplos más notorios en este campo. En Venezuela, el proceso de violencia empezó hace casi veinte años, se intentó combatir durante el gobierno de Hugo Chávez pero la situación solo se agravó. A juzgar por los números de asesinatos (79 muertos por 100 mil habitantes) pareciera que se tratase de un país en una guerra civil aunque ese no sea el caso.
Entonces, si ya se sabe que la delincuencia es un fenómeno que afecta a todos los países, en vez de entrar en pánico y prometer medidas desesperadas, los candidatos podrían usar el ejemplo de otros países para proponer mejores soluciones y no cometer los mismos errores.
Primicia 2. La mano dura no ha funcionado en ningún lugar
La semana pasada también les contamos que en Venezuela, Colombia, El Salvador y Brasil esto de permitir medidas excepcionales en contra de los delincuentes ya sea de parte de la Policía o utilizando a los militares no ha funcionado para nada. Lo que ha sucedido es que se ha denunciado una cantidad de crímenes cometidos por la Policía a delincuentes ya esposados o rendidos.
Por supuesto, en ciudades donde la delincuencia es tan alta y los niveles de inseguridad tan temibles, la discusión se polariza. Algunos ciudadanos siguen creyendo que es la única solución hasta que a ellos mismos les toca ser parte de las cifras. En Brasil, según Amnistía Internacional hay 8 466 de denuncias de homicidios cometidos por la Policía, entre el 2005 y el 2014. En El Salvador con el pretexto de desarmar a una pandilla se mató a inocentes que vivían en la misma zona. Cuando se acepta que la solución para la delincuencia es la muerte, es el propio ciudadano quien también se condena a ella.
Primicia 3. Todo indica que los niveles de violencia aumentarán
En lo que va del año, en Argentina ya ha habido cinco linchamientos a delincuentes que terminaron en muerte. Los ciudadanos responsables de estos actos no han sido identificados, todos parecen responder a un pacto secreto similar al de Fuente Ovejuna: Todos a una, señor.
¿Por qué lo hacen? Porque al igual que aquí sienten que están desprotegidos y como en la mayoría de países con un Estado débil, han decidido enfrentar la violencia con más violencia.
Ejemplo. "El 22 de marzo de 2014 David Moreira le arrebató la cartera a una joven embarazada. Un amigo que lo acompañaba logró huir. Él no. Los vecinos del barrio Azcuénaga, en Rosario, lo corrieron, lo atraparon y lo golpearon hasta dejarlo agonizando en el suelo."
A los tres días murió por el traumatismo de cráneo con pérdida de masa encefálica que le provocaron los golpes.
Otro ejemplo. Un joven intentó evitar que le robaran la moto a su hermano "y recibió un balazo mortal en la cabeza. Los asaltantes intentaron escapar, pero uno de ellos fue atrapado por amigos y vecinos de la víctima. El joven –identificado como Gustavo Guerrero (28)– fue duramente golpeado, agonizó unas horas y murió."
Tras el linchamiento, la reacción del barrio fue unificada: un pacto de silencio logró que nadie hablara del tema.
Nuevamente, en vez de recurrir al facilismo de proponer medidas que en otros países no han funcionado, los candidatos podrían hacer un esfuerzo y ofrecernos alguito mejor.
Escrito por
Periodista clásica. Leo, investigo, escribo y, como no puede ser de otra manera, me involucro. Ahora en París, ayer en Lima.